Arándanos

Esta fruta contiene en su jugoso interior manganeso, polifenoles, vitamina C, vitamina D y vitaminas del grupo B, lo que implica que:

Es antiinflamatorio

Sus propiedades antioxidantes los vuelven una gran ayuda ante procesos inflamatorios ocasionados como respuesta del cuerpo ante agentes extraños a él; estos ocasionan malestares físicos como dolor o rigidez muscular o la fibromialgia, entre otros.

Para las enfermedades neurológicas

Por su contenido de protectores neurológicos el cual que previene enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. Los arándanos son buena opción, pues estos actúan sobre el proceso degenerativo del cerebro.

Antidiarreico

Esta fruta tiene propiedades astringentes, que son muy útiles para aliviar y reducir la diarrea de forma natural.

Contra la diabetes

La insulina es la hormona producida por el páncreas para ayudar al cuerpo a metabolizar los carbohidratos y así no suba de manera brusca el nivel de azúcar en la sangre. Los arándanos cumplen una función reguladora sobre ella, lo cual los hacen parte importante del tratamiento contra la diabetes.

Regula la tensión arterial

Debido al mayor flujo de antioxidantes y nutrientes que provoca en el cuerpo, impide la acumulación de colesterol; por lo general esto ayuda a mejorar sus funciones, ya que, al tener un nivel bajo de colesterol en sangre se requiere menor esfuerzo por parte del corazón.

Para una mejor visión

Las antocianinas del arándano actúan como antioxidantes sobre la retina del ojo, que es un tejido vulnerable y se puede dañar fácilmente por inflamación e infecciones; este daño significa un problema directo en la visión, lo cual se desea evitar al llegar a edad avanzada. La visión nocturna también se ve beneficiada, así como se pueden prevenir el glaucoma y las cataratas.

Reductor de grasa

Su alto contenido de fibra y un muy bajo de azúcar y calorías, convierten a los arándanos en una alternativa sana, ya que regulan las funciones intestinales generando sensación de saciedad y disminuyendo, en consecuencia, el apetito.

No a las infecciones urinarias

Los arándanos tienen un aporte importante en la prevención de infecciones del sistema urinario y en el tratamiento de estas y de la cistitis. Por su gran contenido de ácidos orgánicos aumenta la acidez de la orina, impidiendo la reproducción de bacterias y los flavonoides desinflaman las paredes venosas, así los microorganismos o bacterias no se pueden adherir ni multiplicar.

Por un sistema inmunológico fuerte

El pterostilbeno  presente en los arándanos incrementa las defensas naturales de nuestro organismo, ya que este antioxidante natural, combate y destruye agentes infecciosos que entren al cuerpo.

Buenos para la piel

Otro beneficio de las antocianinas y la vitamina C es su capacidad como antioxidante y como productor de colágeno, respectivamente, lo que los hace muy bien vistos para el cuidado de la piel, ya que la vuelve más joven y suave. Adicional a esto, se puede utilizar como mascarilla anti acné.

Por un cabello más sano

La vitamina B aumenta la oxigenación de la sangre en el cuerpo y su circulación, lo cual es bueno para aumentar el crecimiento del pelo porque actúa sobre el cuero cabelludo. 

Mejora la salud de boca y dientes

Sus propiedades como bactericida le permite eliminar las bacterias en toda la cavidad bucal, así se pueden tener buena salud de esta importante área corporal.

Evita el daño en el ADN

El proceso oxidan de nuestras células puede ocurrir a diario. Esta oxidación no es solo uno de los motivos del envejecimiento humano, sino que, también puede “envejecer” nuestro ADN, debilitándose ante una posible mutación, lo cual implica riesgo de cáncer.

Bueno para deportistas

Los arándanos azules podrían reducir la fatiga muscular después de una actividad física muy demandante. Esto se debe a que disminuyen el daño celular de los músculos, haciendo que el dolor no sea intenso.

Buena fuente de ácido fólico

Durante las primeras semanas de embarazo el consumo de ácido fólico es esencial para el buen desarrollo del bebé, ya que previene enfermedades congénitas del cerebro, como la anencefalia, y de la columna vertebral, como lo es la espina bífida.